martes, 18 de diciembre de 2012

Swingear!!!

Uhmm! Eso es lo que te sale después de una noche de compartir cama con amigos, o no tan amigos... Y esa es la exclamación  que describe el momento que al llegar a casa con tu pareja después de una noche swinger, y mientras te relajas un poco empiezas a comentar la jugada con tu pareja... que si vaya con fulana, que si como me hizo esto fulano, que si tal, que si cual... ese momento cómplice de confidencias y sensaciones de rememorar como ha ido la noche, que te ha gustado, que no te ha gustado, como te has sentido, que sensaciones has tenido, como lo has sentido, como te has corrido... y mientras lo comentas, un halo de nerviosismo de emoción de erotismo, recorre de nuevo nuestros cuerpos y en medio de la evaluación de la noche y con los sentidos de nuevo a flor de piel, vuelves a hacer el amor con tu pareja, con mas ímpetu y deseo si cabe. Y acabas echando un gran polvo que te reafirma que te encanta swingear pero sobre todo, que estas enamorado de tu pareja y lo quieres todo con ella y que con ella a tu lado eres capaz de descubrir y descifrar todos los misterios del placer y las sensaciones. Y te das cuenta que a su lado el placer es mucho mas placentero, que no tiene genero y que es infinito. Y esas sensaciones solo se dan a su lado, porque la magia ni se compra ni se vende, no es una aptitud, se da o no se da. Se tiene  y nada mas...

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