martes, 8 de enero de 2013

Cumbre

Eso es lo que se podría gritar con fuerza cada vez que uno sube a los pechos de su amada. Porque cada vez que uno logra tenerlos es un triunfo tan grande
como subir a la mas terrible cumbre, como alcanzar la mas escarpada de las cimas... Unas veces llegas victorioso, otras torpemente, otras desfallecido, otras... Pero cuando estas allí te das cuenta que ha merecido la pena el esfuerzo, el trabajo, la dedicación... La cima de tus pechos, huff! No existe un camino predeterminado para alcanzar la cima, no hay una ruta programada, un sendero marcado. Cada día es diferente, nuevo, especial, maravilloso. A veces es dulce, otras veces tortuoso, otras violento, pero nunca sabes de antemano como vas a proceder a encumbrarte a ellos. Pero siempre, el esfuerzo es recompensado cuando sientes bajo tus manos como esas suaves cumbres se tornan duras como el hielo, como su cuerpo se retuerce bajo el mas suave de los pellizcos y como su cuerpo es capaz de alcanzar las mas altas cumbres del placer cuando mis manos trepan por ellos, los acarician, los estrujan, los pellizcan, los mordisquean, los chupan, los lubrican de saliva... Y siento que durante ese tiempo eras mía, eras mía, eras mía.

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