domingo, 22 de febrero de 2015

Gateta.


El semen caía sobre el suelo y un reguero se deslizaba por mi polla.
Ella no dejaba de mirarme a los ojos, sin tocarme.
De pronto comenzó a limpiar mi polla con su lengua, con avidez, con ganas, disfrutando.
Cuando me tuvo bien limpio se agacho y lamió todo el semen que había derramado en el suelo, parecía una gata sedienta de leche. Era increíble verla. Al terminar se levanto, me miró. Por sus labios todavía caían gotas de mi semen. Un pedazo de mi ya era suyo.  
QBB

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