Acababamos de cenar y apurabamos las últimas copas de vino antes de pasar al gran Gin tonic cuando ella se puso de rodillas frente a mi, me bajo los pantalones y agarro mi polla con la mano sin parar de mirarme.
No necesite mucho mas para que mi polla se pondría como una piedra de dura.
Comenzo a masturbarme con fuerza, como si me la quisiera arrancar de cuajo. Intercalaba la gran paja con lenguetazos, entradas y salidas a su garganta. Levanto mi culo un poco con sus manos y pronto note como sus dedos jugaban con mi culo... No me dio tiempo ni a pensarlo cuando ya note que alguno quería descubrir algo mas que la entrada a "la cueva del placer". Y joder si lo notaba. Estaba como poseída. Parece que esta noche me tocaba a mí disfrutar del placer, ella lo hacia proporcionándomelo.
Desde el minuto uno estaba a punto de explotar, pero ella conocedora de mi cuerpo modulaba sus juegos para que ello no ocurriese o hasta que ella lo decidiese. Como no! Termine por explotar y lo digo literalmente, explote!
Mientras la leche caía por sus pechos lamia las ultimas gotas de semen que todavia brotaban de mi polla, me pregunta: Sabes cuantos dedos te he metido en el culo?
Uno? Contesto yo.
Mas,
Dos? Pregunto.
Mas.
Venga loca, la contesto.
Cariño, te he metido tres dedos en el culito y te retorcias de gusto con los ojos cerrados...
Tres? Uff, Fue lo único que pude articular.
Como decía la novela de Quim Monzó : Uff va dir ell! Nada mas, nada menos.
QBB
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