Squirt, el orgasmo femenino.

Adoraba verla correrse. hacia todo lo posible por conseguirlo.
 Periódicamente me dedicaba a ello y ella sabia perfectamente cuando lo iba a hacer. Cómplicemente se dejaba llevar por mi.
La sentaba en el sofá y la abría las piernas, a veces se las ataba a las patas de este, para conseguir que sus piernas no se cerraran. 
Comenzaba a tocar su sexo, jugaba con su clítoris con mi mano y cuando notaba que su sexo estaba preparado mis dos dedos centrales entraban en su vagina buscando su pared interna superior  topando con su rugoso y cálido punto "G".
Masajeava y removía rítmicamente la zona y como un resorte, sus manos se tensaban, sus ojos se perdían y automáticamente un cálido y energético chorro de squirt salía de su dilatado y excitado coño, el cual yo recibía con una sonrisa y una felicidad interna difícil de describir.
Especialmente memorables eran aquellas veces que el orgasmo era tan potente que literalmente me bañaba en el. Su dulzor me transmitía toda la dulzura de ella. 
Moriría felizmente ahogado en su orgasmo.
Adoraba verla correrse.

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